¿Cuántos planes se han venido abajo? Me imagino que con leer el título ya te sentiste indentificado/a. Muchas veces, en cualquiera de las áreas de nuestra vida, diseñamos lo que a nuestro entender son los mejores planes. Analizamos los pro y los contras de esa decisión a tomar, pensamos en los riesgos y hasta incluímos un plan B y C por si es necesario. Para los que hemos trabajado en planificación estratégica a nivel empresarial, es normal prepararse para asumir las consecuencias de cada acción que se toma. Sin embargo, llega el momento en que toda la película que armamos con relación a eso que deseamos toma un giro inesperado. Tan es así que ni siquiera el plan B, C o D pueden funcionar ante lo que ha ocurrido.
Es ahí cuando tu mundo, tan bien planificado, organizado y enfocado se tambalea, se cae en pedazos. De momento sientes como si hubieras entrado en un laberinto oscuro y sin salida. ¡Qué sensación tan desagradable! Describir ese sentimiento es casi imposible. Es como si te faltara el aire, se desorganizan los pensamientos, no sabes qué hacer. Esa sacudida puede perturbar hasta la persona más centrada y organizada del mundo. ¿Te ha ocurrido? Entonces, ¿qué puedes hacer? Tal vez es el momento de dar paso a la palabra flexibilidad. En ocasiones somos tan exigentes y tan perfeccionistas que no nos permitimos fallar, equivocarnos o simplemente cambiar el rumbo o la dirección de algo que ya planificamos.
Sin duda, es fundamental tener un punto de partida, pero a veces los desvíos nos llevan por caminos que sorprendemente tienen nuevas oportunidades y hasta mejores de las que pudimos imaginar. Así que después de todo no es tan malo que los planes cambien. Lo que sí debemos tener clara son las metas a largo plazo. Claro que es esencial el que podamos tener la mente abierta a otras posibilidades y que estemos dispuestos a evaluar distintas opciones. Inicialmente puede ser frustrante que no salgan las cosas como las pensamos, pero a la larga algo útil saldrá de todo lo ocurrido y de los cambios que ocurrieron. Hay un refrán que dice que si la vida te da limones hagas limonada. Así que no te dejes derrumbar si algo no salió como lo planificaste, hay una razón y al final del tunel verás la luz.
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Me gustó mucho tu Blog, seguimos leyéndonos!!!
¡Bienvenida! Me alegra que te haya gustado, así es, nos seguimos leyendo.
Hay una cosa muy básica que yo apenas ahora estoy asimilando de verdad: la vida es cambio.Permanente. Forma parte de ella. Y está bien. NOs empeñamos en controlar todo pero es mentira.
Asimilar -de verdad- eso me está ayudando a relajarme
Me parece una buena actitud frente a los cambios, pues, como bien dices, son permanentes.
Hola guapa:
Es cierto que no es malo el cambio de planes para nada, la vida es así cambiante
hoy estamos aquí y quizás mañana ya no existimos
Feliz martes Eli
Así es mi querida Gaviota, feliz martes para ti también!