(7) Qué nos queda
Los nervios hacían estragos, era el momento de despedirse. Maia todavía tenía en su rostro las marcas de las lágrimas que había derramado. Entonces, Rodrigo no pensó más y le dio otro fuerte abrazo. En esos instantes solamente quería poder leer los pensamientos más profundos de Maia. – “Cuando estés lista para hablar, me llamas”. –…