Los nervios hacían estragos, era el momento de despedirse. Maia todavía tenía en su rostro las marcas de las lágrimas que había derramado. Entonces, Rodrigo no pensó más y le dio otro fuerte abrazo. En esos instantes solamente quería poder leer los pensamientos más profundos de Maia. - "Cuando estés lista para hablar, me llamas". - […]