"Ahogado(a) en un mar de problemas". "Cuando no estoy preso(a), me están buscando". "Se está ahogando en un vaso de agua". ¿Cuántas veces has escuchado esas frases? Estoy segura que en algún momento, también, las has utilizado para hacer referencia a las situaciones dificiles que has experimentado. Esos instantes en que sientes que el agua te va llegando al cuello y se te hace difícil hasta respirar.
¿A quién le gusta tener problemas? La respuesta es clara, nadie quiere enfrentarse a ellos. Pero no hay que buscarlos, llegan solos y en ocasiones crecen como gigantes. Estoy segura que a muchos les gustaría tener una vara mágica para desaparecerlos. Sin embargo, otros prefieren huir; como si los problemas fueran estáticos y no se movieran tras ellos.
¿Te agobian los problemas y no encuentras solución? Puede que estés atravesando problemas económicos, laborales, matrimoniales, una enfermedad, depresión o cualquier otra situación. No pierdas tu norte. Es importante que recuerdes cuál es tu lugar, hacia dónde vas y lo que puedes alcanzar. Definitivamente hay que enfrentar los problemas, pero con razonamiento, evaluando cuál es la raíz y buscando alternativas. Claro, hay que analizar las consecuencias positivas y negativas de las decisiones que debemos tomar.
Haz una lista de esos problemas que no te dejan vivir en paz, piensa en posibles soluciones, qué recursos tienes, quiénes te pueden apoyar y dónde puedes encontrar ayuda. Muchas veces, el primer paso es reconocer que necesitamos recursos externos para poder solucionar los problemas. Por eso hay que identificar correctamente quién nos puede apoyar, preferiblemente un profesional de la conducta humana, un experto en finanzas, un guía espiritual, en fin, alguien que pueda ver, de forma objetiva, lo que nos ocurre. Todo tiene solución, no desesperes.
El Creador ha preparado grandes metas para ti. Nadie dijo que el proceso hacia lograr los sueños era fácil, pero rendirse no es una opción. Cuando sientas desmayar recuerda que el Señor está ahí, te lleva en sus brazos y no te dejará. Él levantará tus manos y renovará tus fuerzas. Declaro la fortaleza de Dios en tu vida.
No te rindas ante el monstruo de los problemas.
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