Creo que a todas y a todos nos ha pasado. La pelea es interior y puede ser muy dañina si no se sabe combatir correctamente. Sin embargo, podría decirte que es algo completamente natural y que nos ha de suceder más de una vez en la vida. Son múltiples las emociones que se pueden sentir, entre ellas: coraje, resentimiento, culpa y tristeza. Ciertamente la vida no es fácil y vivimos experiencias variadas en las que muchas veces podemos fallar, unas veces a otros y en ocasiones a nosotros mismos. En mi última entrada hablé de la razón por la que perdoné a mi ex y hubo una persona que me escribió que a veces era más fácil perdonar a otros que a uno mismo. Creo que hay mucha verdad en sus palabras. A veces más que amigas nos convertimos en enemigas de nosotras mismas. No sé si es una falta que tenemos las mujeres o si los hombres también lo experimentan.
¿A qué se debe ese comportamiento? Tal vez somos demasiados exigentes con nosotros y se nos hace fácil enjuiciarnos. Puede que seamos muy perfeccionistas y pensemos, en ocasiones inconscientemente, que no podemos fallar ni cometer un error. También podría ocurrir que venimos de familias muy rígidas e inflexibles y estamos repitiendo conductas que no hubiéramos querido imitar. Igualmente, podemos tener "amigos" que les encanta señalar y juzgar. Analiza qué te lleva a actuar de esa manera. Aunque la razón no es tan importante como la solución, ayuda el conocer el origen y de esa manera podemos enfrentar la conducta.
¿Qué puedes hacer?
- Reconoce que eres un ser humano con virtudes y defectos.
- Acepta que puedes cometer errores, fallar y hasta traicionar.
- Rechaza esa culpa constante. Ya sabes que cometiste un error, pero eso no debe atormentarte.
- No te critiques. No ganas nada con condenarte.
- No permitas que los comentarios de otros te afecten.
- Enmienda tus errores (si se puede), pide perdón. Si no es posible, no recurras a la tortura de la culpabilidad.
- Aprende de lo ocurrido.
- Date una nueva oportunidad. ¡Perdónate y sana!
Tu felicidad es importante, no dejes que las experiencias de la vida te lleven a lacerar tu autoestima, tu valía. Si Dios nos perdona cuando nos arrepentimos por qué no podemos perdonarnos. Hoy es un buen día para sacar todo el dolor de vivencias en las que has cometido un error. No te conviertas en tu enemigo/a, ¡perdónate!
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